Eficiencia, Mal de Mujeres

Eficiencia, Mal de Mujeres

Causó una euforia inicial cuando las mujeres nos vimos libres para actuar, hacer nuestra voluntad y no estar a la vera de los hombres.

Empezamos una lucha por sobresalir, siendo nuestros recursos; la excelencia,  perfección y perseverancia.

Poco a poco fuimos posicionándonos en el mundo y manifestando nuestro potencial tanto en el ámbito laboral, intelectual y emocional. En una palabra nos convertimos en seres sumamente eficientes.

¿Cómo cambió dicha eficacia las relaciones de pareja?

La eficiencia como la vivimos, se traduce en saber exactamente como deben ser las cosas, como la casa, como los hijos, llegando a la exigencia. Eficiencia causada por la propia rapidez, perfección, meticulosidad.

Nos vemos diciendo, preguntando, mandando y reiterando frases a la pareja como:

Por qué no levantas tu ropa, por qué no conduces por este camino, tienes que… debes de… te dije que… te pide que no…

¿Acaso hemos olvidado que la otra persona también posee un pensar, opinar, cuestionar y decisión propias? ¿En qué momento creímos saberlo todo?

La extrema perfección produce un efecto devastador en la pareja:

  • Al ser sabelotodas inutilizamos al compañero, lo hacemos sentir inservible, poco valorado.
  • Si ellos no hace las cosas como dictamos manifestamos desesperación, enojo, lanzando comentarios humillantes como: Si te dije que era de tal o cual forma, te lo repetí varias veces; No me haces caso, no te importo, que tengo que hacer para que hagas las cosas como te digo…
  • Causamos fastidio, desilusión y frustración en el otro.

Qué opinan los hombres de la eficiencia

Los hombres empiezan a comentar entre si:

“Parece que nada de lo que hago le parece. Todo tiene que ser como ella dice, como ella desea, me siento inútil. Yo también se hacer las cosas a mi manera.”

La pareja teme causarnos enojo, trata de complacernos y por más que intenta nunca alcanza el nivel de exigencia. Nos encerramos en un círculo  destructivo nosotras por no encontrar satisfacción y ellos por no poder satisfacernos.

Acaso la eficiencia nos ha convertido en dictadoras y en vez de pareja queremos súbditos. ¿Deseamos clones que piensen, digan, actúen como nosotras?

Al quedarnos sin pareja nos preguntamos y preguntamos en terapia  ¿Por qué no funcionó si hice todo perfectamente bien? Siendo mi respuesta  “precisamente por eso no funcionó porque al hacer todo perfecto, al actuar como  dictadora, inutilizaste a la pareja y nulificaste cualquier tipo de  compañerismo.”

Concluyendo

Perfección no es sinónimo de aceptación ni de igualdad ni de superioridad.

Puedes manejar una auto perfección pero no esperes controlar a otros cuando convives con ellos. La época en la cual las mujeres teníamos que probar a la sociedad nuestra capacidad quedó atrás.

Relájate, permite la interacción y el mutuo aprendizaje.

Talvez te percates que ¡no sabes actuar de otra forma! y preguntes ¿Qué otras formas de interacción existen?

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